Hola a todos
Un día más toca hablar de Historia.
Dentro de la Historia Militar española, cabe destacar una unidad que, a pesar de tener menos de 100 años, se ha hecho un lugar de honor dentro de nuestras Fuerzas Armadas: LA LEGIÓN
El Tercio de Extranjeros – nombre original de La Legión – nació como fuerza de choque para la dura guerra de Marruecos. Esta nueva fuerza tenía como objetivo sustituir a las Unidades de recluta forzosa cuya pobre preparación y frágil moral era motivo de gran número de bajas y dificultades en el desarrollo de las operaciones terrestres. Por Real Decreto de 28 de enero de 1920, siendo a la sazón Ministro de Guerra don José Villalba, Su Majestad el Rey don Alfonso XIII tuvo a bien disponer lo siguiente:
Un día más toca hablar de Historia.
Dentro de la Historia Militar española, cabe destacar una unidad que, a pesar de tener menos de 100 años, se ha hecho un lugar de honor dentro de nuestras Fuerzas Armadas: LA LEGIÓN
El Tercio de Extranjeros – nombre original de La Legión – nació como fuerza de choque para la dura guerra de Marruecos. Esta nueva fuerza tenía como objetivo sustituir a las Unidades de recluta forzosa cuya pobre preparación y frágil moral era motivo de gran número de bajas y dificultades en el desarrollo de las operaciones terrestres. Por Real Decreto de 28 de enero de 1920, siendo a la sazón Ministro de Guerra don José Villalba, Su Majestad el Rey don Alfonso XIII tuvo a bien disponer lo siguiente:
"Con la denominación de Tercio de Extranjeros se creará una Unidad
militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por que ha de
regirse serán fijados por el Ministro de Guerra".
El
alistamiento quedó abierto a españoles y extranjeros sin mayores
exigencias que ser sanos, fuertes y aptos para empuñar las armas,
ofreciendo, a cambio, la posibilidad de hacer carrera militar en el
seno de La Legión. De esta forma, se veía convertido en realidad lo
que comenzó siendo un proyecto del Teniente Coronel de Infantería
José Millán Astray, militar de prestigio que unía a una elevada
formación militar un demostrado heroísmo forjado en Filipinas y
posteriormente en África, donde mandó las Fuerzas Regulares.
Incluimos a continuación el relato que el propio Teniente Coronel
Millán Astray hizo sobre el origen de esta Unidad en su libro “La
Legión” escrito en marzo de 1923.
<<
Una larga estancia en África, sirviendo en Policía indígena, en
Regulares y en el Regimiento de Infantería del Serrallo, unido a
alguna afición al estudio y entusiasmo por el problema africano,
dieron lugar a que germinase la idea de organizar una Legión
extranjera, en vista del excelente resultado que a los franceses les
había dado La suya, a la que, después de la Gran Guerra, titularon
de “Heroico Regimiento que por su amor a Francia y su bravura ha
sido colocado en el primer puesto”. Añádase un puntillo de amor
propio de creernos que los españoles éramos capaces de hacer una
semejante y esos fueron los fundamentos de nuestra Legión. Iniciada
la idea, tuvimos desde los primeros momentos la augusta protección
de SM. El Rey, que nos alentó con entusiasmo e ilustro con sabios
consejos.
Comunicado el proyecto al entonces General Alto Comisario
Don Dámaso Berenguer, lo acogió con interés y nos prometió tan
digno General su apoyo para mandarla cuando se crease, lo que más
adelante cumplió, así como darnos cuantas facilidades estuvieran en
su mano para salir airosos de la empresa. La gestión duro cerca de
un año, el que después de pasado, ya parece breve y todo lo demás
natural en toda obra nueva en sus comienzos. Siendo Ministro de la
Guerra el General Don Antonio Tovar hicimos un viaje a Argelia a
estudiar en el “Regimiento de marcha de la Legión extranjera”,
[...]
Siendo, finalmente, el Señor Vizconde de Eza,
como Ministro, el que después de habernos honrado escuchando una
modesta conferencia que dimos en el Casino Militar de Madrid,
exponiendo detalladamente el proyecto de organización de la Legión,
venció las dificultades que se presentaban; dictó las bases y
ordenó que se organizase, proporcionándonos una inmensa
satisfacción, a la que unimos la debida gratitud.
A titulo de
curiosidad consignaremos, sin extendernos en consideraciones de orden
político internacional, estos principios indiscutibles y sancionados
en el mundo: “Todo país tiene derecho absoluto a reclutar
extranjeros y a constituir una Legión Extranjera, sin temor a herir
la susceptibilidad de los otros países”. “El Estado es soberano
absoluto dentro de los limites de su territorio y puede hacer cuanto
estime conveniente a sus intereses; el reclutar extranjeros es un
corolario de este principio”. Y esa es, entre otras, la causa de
por que nosotros la hemos llamado “Legión” y a sus hombres,
legionarios.
Para atraer a los extranjeros, para hacer rápida la
propaganda, puesto que el nombre de Legión es conocido
universalmente, porque un extranjero vale dos soldados, uno español que ahorra y otro extranjero que se incorpora y porque los vecinos
llaman a la suya Legión y ¡Nosotros queríamos tener la nuestra! A
organizar los banderines.- [...]"
El
20 de septiembre de 1920 se considera oficialmente la fecha de
nacimiento de La Legión ya que fue ese preciso día cuando se alistó
el primer legionario. Ya desde los primeros instantes de su vida
empezó La Legión a adquirir su fisonomía peculiar con la alusión
a las viejas glorias de la Infantería española, con el título de
caballero otorgado por el Jefe Fundador a todos los legionarios, con
la energía en el saludo y, sobre todo, el “Credo Legionario”,
código de conducta dictado por el Teniente Coronel Millán Astray
que constituye la base espiritual de La Legión, su médula y nervio.
El Credo Legionario:
En 1923, con la unidad ya plenamente
establecida y necesitada de mantener el flujo inicial de reclutas,
así como buscando incrementar la publicidad sobre la misma, el
entonces teniente coronel José Millán Astray redactó y editó un
libro titulado La Legión, en el cual aparece públicamente la
primera forma conocida del Credo. No obstante, este ya existía
prácticamente desde la fundación de la unidad, y era enseñado a
las tropas con tanta insistencia y tesón como si se tratara de un
nuevo catecismo.
El Espíritu del Legionario: Es único
y sin igual; es de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre
acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.
El Espíritu de Compañerismo: Con el
sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo,
hasta perecer todos.
El Espíritu de Amistad: De juramento
entre cada dos hombres.
El Espíritu de Unión y Socorro: A la
voz de “A mi La Legión”, sea donde sea, acudirán todos, y con
razón o sin ella defenderán al legionario que pida auxilio.
El Espíritu de Marcha: Jamás un
legionario dirá que está cansado hasta caer reventado; será el
cuerpo más veloz y resistente.
El Espíritu de Sufrimiento y Dureza:
No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de
sueño; hará todos los trabajos; cavará, arrastrará cañones,
carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le
manden.
El Espíritu de Acudir al Fuego: La
Legión, desde el hombre solo, hasta La Legión entera, acudirá
siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque
no tenga orden para ello.
El Espíritu de Disciplina: Cumplirá
su deber, obedecerá hasta morir.
El Espíritu de Combate: La Legión
pedirá siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los
días, ni los meses, ni los años.
El Espíritu de la Muerte: El morir en
el combate es el mayor honor. No se muere mas que una vez. La muerte
llega sin dolor, y el morir no es tan horrible como parece. Lo más
horrible es vivir siendo un cobarde.
La Bandera de La Legión: La Bandera de
La Legión será la más gloriosa, porque la teñirá la sangre de
sus legionarios.
Todos los Hombres Legionarios: Son
bravos, cada nación tiene fama de bravura; aquí es preciso
demostrar qué pueblo es el más valiente.
Historia y primeras acciones
La recluta de los primeros legionarios supera todas las expectativas. En muy pocos días se llega a formar la primera bandera (batallón), y para finales de 1920 ya había 3 Banderas operativas. La primera baja que sufre la Legión fue el cabo de la II Bandera, Don Baltasar Queija el día 7 de enero de 1921.
Tras el Desastre de Annual, y gracias a la heroica actuación del regimiento de caballería "Alcántara", el desastre no fue completo, pero la ciudad de Melilla había quedado expuesta y necesitaba de ayuda.
Se ordena a las banderas I y II de la Legión acudir a su socorro. Tras una épica marcha a pie llegan a Tetuán donde son transportados en tren hasta Ceuta. De allí llegan a Melilla donde son recibidos con esperanza y júbilo por la población. Tomando Melilla como punto de partida, se comienzan las operaciones de reconquista y pacificación de la zona: El día, 26 el recién llegado general
Sanjurjo toma el mando conjunto de las unidades encargadas de la
defensa de Melilla y de la reconquista del territorio de su
comandancia. Un grupo de ataque compuesto por legionarios y regulares
parte con la misión de ocupar Sidi Amech y el Atalayón; el
avance se realiza a la vista de los rebeldes rifeños, pero se hace
con tal rapidez que antes de que sean capaces de organizar un
contraataque, las tropas españolas ya han fortificado las nuevas
posiciones avanzadas.
En 1923 se decide poner
fin a la Guerra de África haciendo un último esfuerzo: El
Desembarco de las Alhucemas. Las tropas que intervienen son, una vez
más, la Legión y los Regulares. Tras el éxito de la misión, la
guerra tocaba a su fin, que no llegó pronto, pero proseguía sin
tanta intensidad, acabándose en 1927 tras la entrega de Abd-El-Krim
a las autoridades francesas.
En este punto la Legión
contaba ya con 9 Banderas de Infantería y un escuadrón de
Caballería.
FUENTES:
No hay comentarios:
Publicar un comentario